Terapia de Vidas Pasadas

Terapia de Vidas Pasadas
Una experiencia espiritual para explicar el presente

viernes, 22 de agosto de 2008

Terapia de vidas pasadas

Para iniciar la TVP, se lleva al paciente a un estado de relajación donde sus ondas cerebrales se vuelven del tipo Alfa: Este procedimiento puede hacerse por hipnosis o bien mediante la visualización guiada y ejercicios respiratorios. Una vez obtenido el Estado Alfa, el paciente narra sus sensaciones y responde interrogantes que plantea el terapeuta. Cada persona tiene particularidades propias y por este motivo, las experiencias se manifiestan de maneras muy diversas. En ciertos casos predominan las imágenes visuales, en otros los sonidos y el diálogo interior. También se dan casos de personas que solamente experimentan sensaciones cenestésicas, muchas veces con contenido místico. También es posible hallar personas que combinan dos o tres formas simultáneamente.
La exploración en el Estado Alfa indaga en espacios aparentemente "perdidos" de la memoria. Es común que estos recuerdos no se agoten en la infancia ni en la misma gestación del sujeto, sino que excedan el marco temporal de la existencia actual, presentándose bajo la forma de recuerdos de sí mismo en otro "self" (es decir, como una persona diferente en circunstancias distintas de las actuales). A esta técnica de exploración se la conoce como "Regresión" y a las sensaciones e imágenes visualizadas se las nombra como "Recuerdos de Otras Vidas". Más allá de la comprobación experimental de tales recuerdos (tarea que excede el fin terapéutico), se trabaja para la elaboración de las imágenes y su re-significación en el contexto actual del paciente. Para quienes manifiestan su espiritualidad de manera abierta y receptiva, la cultura oriental aporta un amplio bagage de posibilidades, que puede ser integrado a la terapia de manera holística y profunda. Como contraparte, para quienes no comparten las creencias orientales en torno a la reencarnación, la terapia pone su eje en la fuerza interpretativa del conflicto, en torno de las metáforas actuales y la re-significación del trauma. En este sentido, se transforman las palabras que fueron emitidas con emociones muy puntuales (sentimientos y sensaciones corporales), en interpretaciones que el terapeuta ofrece al paciente usando un lenguaje metafórico, con claras connotaciones que vinculan el mensaje y la dolencia presente, con el fin de producir la liberación de la angustia evocada.
Así, con una mirada pragmática, lo más importante de la Terapia de las Vidas Pasada, su valor terapéutico, reside en los cambios que operan en la persona luego de la evocación del recuerdo y su expresión afectiva. Por supuesto, quienes deseen sentir la TVP como un viaje espiritual, obtendrán una experiencia cumbre, que los acercará místicamente a la realidad más profunda, vinculándolos con la vida y la creación.
¿Qué podemos resolver con Terapias de Vidas Pasadas (TVP)?
El espectro de posibilidades es alentador. Puede emplearse en Fobias, Histeria, Manías- Depresiones (bipolaridad), Enfermedades Psicosomáticas, Trastornos del Sueño, Anorexia, Bulimia y casi todas las variedades de las Neurosis. También es de utilidad para emprender la búsqueda de ideales postergados, rescatar proyectos de vida, elaborar relaciones familiares en base a recuerdos reprimidos (que en estado alfa, son recordados fácilmente). También pueden buscarse alternativas para resolver conflictos laborales, sometimientos, timidez, angustias, ansiedad, etc. Actualmente la TVP es muy conocida por aquellas personas que desean ampliar su crecimiento espiritual o abogan por el esclarecimiento de su identidad. No obstante, los alcances de la TVP son tan efectivos como amplios.


¿Qué no podemos resolver con Terapias de Vidas Pasadas (TVP)?
En general son refractarias las Psicosis y las Psicopatías. En estos casos se hace practicamente imposible establecer lazos funcionales entre el terapeuta y el paciente. Entre otras dificultades, surgen la desconexión del paciente con la realidad, el escaso anclaje al mundo material. Tampoco se puede arribar a un buen resultado cuando el paciente descree de la práctica o es llevado a ella bajo cohersión. Para descartar estos casos, el terapeuta siempre inicia sus encuentros con una serie de entrevistas que le amplian datos mediante la anamnesis.

El dolor

La Real Academia Española define el dolor como "Sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior". En el uso común, generalmente se lo circunscribe en un concepto más o menos difuso, como algo que merece ser evitado, expulsado o desaparecido. Son escasas las oportunidades en las cuales se acepta su rol positivo, su faceta funcional, su sentido existencial. El dolor es una luz de alerta que nuestro organismo genera desde las entrañas para hacernos saber que algo está pasando y ese algo debe ser atendido con respeto. Nos despierta, nos corre, nos moviliza, se erige como obstáculo concreto en el camino, exige medidas inmediatas que no siempre aceptamos o estamos dispuestos a aceptar. Es común que al postergarlo contribuimos a su entronización dejándolo crecer hasta el estallido, hasta que desborda el soma, el cuerpo… ¿Por qué?, ¿qué logramos alejándolo de nuestra conciencia y de nuestra vida? Para responder a estos interrogantes, deberíamos empezar por reconocer en el órgano que manifiesta su dolor una inteligencia fisiológica que trata de comunicarnos algo, armando significados con metáforas corpóreas, tejiendo un lamento que en general se ha arraigado en postergaciones de los afectos o a través de sumisiones y frustraciones vitales. El dolor suele ser dolor por ideales vencidos; dolor por temores; dolor por fracaso; dolor por amor no correspondido; dolor por odio contenido; dolor por satisfacciones olvidadas; dolor por trabajo repetido a desgano, con disgusto; dolor por sometimiento; dolor por resignación…No queremos oír al dolor porque nos enfrenta a un panorama que preferimos obviar. Por esta causa lo confinamos, lo negamos, lo arrinconamos hasta potenciar sus efectos. En sus etapas medias o finales, cuando alcanza a ser desgarro, se nos hinca con la desesperación de un hambriento a quien nadie alimenta aunque lo perciban lamentándose… No es necesario que esto ocurra, realmente no lo es. Si pudiéramos ocuparnos en oír a nuestro cuerpo, si dedicáramos un poco de tiempo a sentirlo, a conocerlo más allá de las apariencias con las que definimos su existencia, podríamos integrarlo con la razón y el lenguaje, obviando explicaciones exclusivamente cerebrales, para posibilitar la expresión del mudo pero potente reclamo de nuestros órganos en sufrimiento.Actualmente, existen disciplinas como la Psicología Holística, que ayudan a integrar nuestro cuerpo con nuestros anhelos, con nuestra espiritualidad y con el psiquismo. La voz griega "holos" significa la unidad, lo entero, lo completo, el todo. Indica también organización e integridad. La Psicología Holística intenta abordar problemáticas humanas desde la integridad, desde el conjunto, en una totalidad con relaciones de complejidad que permiten apreciar interacciones, particularidades y procesos que regularmente son omitidos cuando se estudian aspectos del todo por separado.¿Por qué esperar hasta el final? Démosle al dolor un poco de nuestro tiempo, ocupémonos de él… no será en vano. Para tratarlo existen alternativas profesionales que ayudan a encontrar las causas del dolor y nos orientan a tiempo para la toma de medidas correctivas.El dolor nos permite identificar al placer. Sin su antagonismo, el placer perdería fuerza y sentido. Para sentir el placer es preciso conocer al dolor, para esquivar el dolor es necesario desear el placer. Esta doble vinculación nos empuja a transitar ambos caminos, aunque la decisión de perpetuarnos en uno u otro depende exclusivamente de nuestra elección personal. Tanto el dolor como el placer son grandes maestros: enseñan los alcances de nuestro mundo interno en la urdimbre con la realidad exterior. Escucharlos, sentirlos, ubicarlos, poner en palabras sus efectos, dedicarle tiempo, son alternativas que nos guiarán por el camino hacia la superación

Psic. Pablo Leonardi – Mat 2449

La Psicología Transpersonal


"El terapeuta transpersonal se ocupa de todos los sucesos que emergen a lo largo del proceso terapéutico, incluidos los asuntos mundanos, los datos biográficos y los problemas existenciales. Lo que en realidad define la orientación transpersonal es el modelo de la psique humana que reconoce la importancia de las dimensiones espirituales o cósmicas y el potencial evolutivo de la conciencia."
(Stanislav Grof)


Se sabe que el hombre solamente es capaz de percibir un porcentaje muy bajo de los sucesos que lo rodean. Muchas son las causas de esta circunstancia. Entre ellas: la limitación de los sentidos, el sesgo ideológico que en general mediatiza la comprensión, la tendencia a dar valores a las cosas; la propensión a negar que existe lo intangible, la inclinación a constreñir la naturaleza en algo que solamente puede apreciarse desde una perspectiva material o a través de escasos cinco sentidos, por mencionar algunas.
Por suerte, este siglo está gestando grandes cambios, especialmente en los cimientos del modelo científico, cuestionando lo que se cree “la forma correcta de conocer”. Algunos descubrimientos, principalmente desde la física cuántica, revelan que el hombre no puede ser un observador parcial, ya que modifica lo que observa. Al intentar apreciar la composición de la materia, actúa sobre ella disparando alteraciones. Analizando el citado hecho desde un modelo científico tradicional, se podrían desestimar las condiciones de observación – y de hecho fue lo que le ocurrió durante largo tiempo a la física cuántica, provocando rechazos y escaso reconocimiento a su labor. Pero si no desestimamos nuevas formas de observación participante, si nos atrevemos a ser parte del proceso en el abordaje de lo intangible, si nos animamos a la expresión de la energía sin sustancia, entonces se abre un universo nuevo. Estamos en las puertas de un conocimiento revolucionario, inconmensurable. Desde la Psicología se intenta atravesar ese límite y el resultado es la eclosión de una nueva Psicología, la “Transpersonal”.
Aunque en la raíz etimológica de la palabra Psicología aparecen “psique” (alma) y “logos” (conocimiento), durante los siglos XIX y principios del XX, esta ciencia solamente compartió criterios materialistas con el modelo imperante, negándose la posibilidad de estudiar aspectos sutiles del alma. Por suerte, algunos pensadores como Carl Jung, Roberto Assagioli, Abraham Maslow, Stanislav Grof y Ken Wilber, descubrieron que existía otra realidad menos tangible, espiritual, por llamarla de alguna manera, más próxima al concepto antiguo de “Alma”. A partir de allí se tendió un puente hacia la aceptación de la espiritualidad del ser humano. Estos librepensadores fueron los precursores, los artífices de la “Psicología Transpersonal”.
Actualmente la Psicología Transpersonal es una corriente que se ocupa especialmente de los aspectos normales, ampliados y alterados de la conciencia, la meditación, los modelos de salud psicológica, las experiencias cumbre, las experiencias místicas, las implicaciones de la física moderna. Su trabajo de investigación finaliza en teorías sobre estos aspectos, que coadyuvan por un nuevo paradigma científico más plural. Podría decirse que para la Psicología Transpersonal, el objetivo principal del desarrollo humano es la trascendencia del sentido de sí mismo, el avance hacia la identificación con una conciencia mayor, total. El Psicólogo Ken Wilber distingue tres niveles en este desarrollo:
• El nivel prepersonal es el momento de desarrollo en que los seres humanos aún no tienen conciencia de su mente (bebés pequeños, que todavía no tienen una teoría de su mente, que son uno con la madre)• El nivel personal se alcanza cuando el niño toma conciencia de que es un ser pensante, diferente a otros.• El nivel transpersonal es el nivel que se alcanza por medio del desarrollo espiritual, y consiste en trascender la identificación con el cuerpo y la mente, para alcanzar un nivel de conciencia mayor.
Quién se decide por una experiencia transpersonal, se abre a la posibilidad de vivir estados no ordinarios de conciencia para cambiar su personalidad, para percibirse desde una nueva dimensión, para modificar su realidad venciendo obstáculos –que por intangibles no dejan de ser reales. La Psicología Transpersonal permite que la persona se aparte de la individualidad y se identifique momentáneamente con otras realidades del yo interno. El análisis transpersonal desliza al ego de su estancamiento aparente, para unirlo con el absoluto, con la conciencia cósmica, con la unidad. Quién accede a un análisis transpersonal podría experimentar conocimientos que jamás pensó tener, revivir experiencias perdidas en su memoria, trascender con su psique el tiempo y el espacio en búsqueda de respuestas. En este estado especial, el yo adquiere una dimensión intensa que lo potencia y le permite dilucidar sentidos, para co-crear un nuevo destino.
Psic. Pablo Leonardi – Mat 2449